Entradas Fiestas de nochevieja en Madrid
Si quieres entradas para la fiesta de nochevieja en alguna de las mejores discotecas de Madrid no tardes y solicitalas lo antes posible. No te quedes sin ellas.
2013-2014
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Rafa 605280436
bonita historia de abuelo en navidad
mientras esperan la
cena, que se retrasa por los múltiples
aditamentos del fasto, los invitados
de la casa estarán esperando que yo,
que soy mayor, pueda contar quizá un
"Cuento de Navidad".
La historia está llena
de cuentos de Navidad.
Veamos... ¿Cuento lo de aquella
Navidad, en la guerra, con figuras
hechas de pan amasado con la
mano hasta formar toscas figurillas?
¿Me remonto a la feliz infancia,
cuando iba con dos tapaderas
en la mano dando la lata a todo el
mundo? ¿Hablo de aquel vagabundo
que se encontró un niño Jesús
de barro y lo encunó en su propia
mano? ¿Me refiero a las felices historias
de los años veinte, o a las
menos felices de los años treinta,
cuando era moda que la nieve cayera
sobre infelices huerfanitas,
mientras los orondos burgueses se
atiborraban de pavos y turrones?
Necesito mi historia de Navidad,
mi cuento. Puedo hacerla del pasado,
para que nadie se ofenda. O del
porvenir, que es todavía mejor.
¡Oh, sí, imaginar un astronauta,
destacado entre Marte y la Tierra,
bebiendo champaña con una paja,
para vencer la falta de gravedad!
Pero, ¡no! El astronauta estaría en
plena soledad y una botella de
champan, aunque fuera de la viuda
Cliquot, no compensaría la
amargura del estar solitario y lejos
de las verdes colinas de la Tierra.
Difícil, pero podría intentarlo...
(Estamos tan acostumbrados
a sacar a los Reyes Magos,
a los pajes, a los angelotes, que
la gente no le haría ni caso. Se
necesita mucho, mucho, para que una
del siglo XX se sorprenda.
Con calma, escritor, que te estás
poniendo nervioso. ¿Qué se necesita
para un cuento? Una situación.
¿Qué más? Un contraste, si es posible;
una anécdota, unas gotas de
humor, algo" de verosimilitud y un
mucho de emoción. Tiene que ser
una historia limpia, porque no es
cosa de meter a Perry Masón, o un
tipo freudiano quitando
a todas las rubias que se le ponen
en medio. Una historia realista,
desde luego, con personajes humanos...
¿ si pusieras a un grupo de
teólogos discutiendo cuántos ángeles
caben en la punta de una aguja
y, en contraste, un ángel poniendo
una aguja bajo el asiento de cada
uno? Algo irrespetuoso, me parece.
Nada, que no me sale. Y el
caso es que deseaba contarles una
historia de Navidad. A los de cierta
edad, para que recordaran los
tiempos idos; a los pequeños, para
que se humanizaran, ante la
la hermosa sencillez de la Navidad.
Pero no me sale. Y el caso
es que estoy contento. Me rodea un
aura de fiestas. En casa, hemos tenido
que esconder el turrón, las
nueces y las peladillas, porque los
"canallas” gustan de hacer exploraciones
por su cuenta, y, desde luego,
antes de tiempo.
En esa historia, que temo no contaré
ya, porque se me está acabando
la inspiración , tendría
que emocionarles.
Estás divagando miserablemente,
cíñete al tema, hombre de
Dios, que "te va a echar
un rapapolvo.
Pero..., bueno, al fin
y al cabo, ¿por qué tengo yo que
contar una historia? ¿Porque esta
noche es Nochebuena? La historia
más hermosa que pudiera contar es
la que sugiriera una emoción
íntima. En realidad, ninguna.
Es decir, deben ayudar
al hombre a encontrarse
a sí mismo. Algo equivalente
a dejar su mente en blanco, virgen
para las sensaciones que, a no tardar,
habrá de encontrar en torno
suyo. Conocéis a hombres admirables,
que se pierden a veces por ponerse
pesados hablando.
Creo ir entendiendo lo que me
sucede. A fuerza de querer dejar
mi mente en blanco, para mejor
acopiar las sencillas realidades de
estos días, me encuentro por excepción
sin nada que decir.
“Abuelo a cenaaar“
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RAFA 605280437
